Autómatas, el origen de los robots

Los primeros mecanismos automáticos son tan antiguos como el hombre. Desde los griegos se han inventado todo tipo de máquinas… desde las primeras de vapor a las tragaperras o ingenios mecánicos que imitaban la naturaleza para sorprender a lo reyes. Patos que hacen la digestión, orquestas que funcionan solas, caballeros andantes, muñecas vestidas como María Antonieta, etc., son las precursoras de los aparatos que inundan la vida cotidiana del siglo XXI.

Hablar de autómatas puede parecer algo cercano a la ciencia ficción, pero si miras atentamente tu vivienda y analizas tu forma de vida verás que son muchos los que te acompañan cada día. Desde aspiradoras que van dando vueltas por tu piso mientras tú lees, trabajas o te tomas un café hasta el robot de cocina que solo necesita que le introduzcas los ingredientes para preparar, cortar o cocer las más suculentas recetas sin que tengas que echar un ojo a la olla. Aunque no hace falta ir tan lejos, cada vez que miras tu reloj estás viendo uno de estos mecanismos.

La Enciclopedia Británica define como autómata cualquier objeto mecánico relativamente autónomo una vez puesto en movimiento. El término también se aplica a lo dispositivos electromecánicos, teóricos o reales, que transforman la información de una forma a otra sobre la base de instrucciones o procedimientos predeterminados. Parece la definición de robot, pero es que esta palabra tal cual, aparece por primera vez ya en el siglo XX, en un texto del autor ruso Karel Capek de 1921. Sin embargo, como veremos ahora, los robots llevan con nosotros prácticamente desde los albores de la historia.

La eolípila o primera máquina de vapor

Siguiendo la definición enciclopédica, no sorprende que las primeras muestras de estos inventos se hallen en los siglos más antiguos de la civilización humana. Hay algunos documentos que sitúan algunos ejemplos en época griega. Uno de ellos, la eolípila o primera máquina de vapor jamás construida, que se accionaba gracias a una red de tubos y vapor de agua. Su creador fue Herón de Alejandría, un inventor griego del siglo I a quien también debemos numerosos escritos sobre estos aparatos semiautomáticos y, parece ser, que el primer intento de máquina tragaperras. Incluso antes, entre el 400 y el 350 a d C un tal Arquitas de Tarento construyó una paloma que, suspendida en una barra, giraba gracias a aire comprimido. Este enlace del National Geograpich relata los detalles de esta fiebre robótica que atrajo a infinidad de científicos de la época.
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/inventos-griegos-automatas-heron_9395


El interés por estos “robots” no sólo se da en Occidente. Hay numerosos escritos que hablan de la invención de cascadas artificiales y otros aparatos en todo el mundo. También en China, donde parece ser que se construyó una orquesta mecánica entera en el tercer siglo antes de Cristo. El objetivo de dicho invento era hacer las delicias de un emperador de la dinastía Han. En el mundo islámico destaca Al-Jazari quien en 1206 diseñó un escanciador de vino automático y un dispensador de jabón entre otros objetos que funcionaban sin ayuda. “Las referencias a los autómatas ideados por los europeos occidentales en la Edad Media son múltiples. Destacan nombre como Roger Bacon y Albertus Magnus, a los que se les atribuye la creación de diversos androides: Bacon construyó una cabeza parlante, y Albertus, un hombre de hierro. Incluso hay ilustraciones de toda clase de objetos mecánicos decorativos para uso eclesiástico”, cita la Enciclopedia Británica.

El caballero de Leonardo da Vinci

Llegados a este punto, no es difícil imaginar algunos de los inventos ideados por Leonardo Da Vinci y que preceden a los primeros aviones o a los primeros trajes de buzo. Es más, en 1495 el artista florentino diseño un caballero mecánico con su armadura y todo capaz de mover los brazos y las piernas gracias a un sistema de poleas ocultas en su interior. Lo mejor de todo es que sabemos que funcionaba porque en 2002 un experto en robótica americano, Mark Rosheim, estudió los dibujos y las anotaciones de Leonado y entregó un modelo a la NASA para su construcción. Así lo contaba entonces la BBC. “Sus dibujos anatómicos son únicos y me dieron la información que necesitaba para emular las complejas articulaciones y músculos del cuerpo humano. La NASA ahora está examinando los resultados”.

Los siglos de oro: de María Antonieta a la digestión del pato

La mayoría de los autómatas son representaciones directas de criaturas y plantas animales, dice la Enciclopedia Británica. Esto se ve claramente a partir del siglo XVIII, cuando comienza una verdadera edad dorada de los autómatas. Surgen entonces un sinfín de artilugios que imitan la figura humana y que están pensados, sobre todo, para sorprender al público que les vea bailar, andar, escribir o dibujar. En el siglo XVIII alcanzó fama por toda Europa el Turco, un enorme busto que representaba un ajedrecista capaz de jugar y derrotar a quien osara retarle. El jugador salía del interior de una mesa gracias a un sistema de engranajes y tenía tanto éxito que se sospechó durante mucho tiempo que escondía un jugador real en el interior de la mesa.


Esta época dorada dio lugar a numerosos ingenios. Por citar uno famoso, alrededor de 1770 se presentó en Versalles una figurita que representa una tocadora de tímpano. Fue adquirida por Maria Antonieta y va vestida con una de las telas de la princesa guillotinada. Muy prestigiosos fueron también creadores como Pierre Jaquet-Droz y sus hijos que fabricaron reconocidas piezas con las del escritor, el dibujante y la pianista. Unas pequeñas figuras de gran complejidad técnica y bella factura. Otros grandes artistas, los hermanos Rochat se especializaron en crear todo tipo de caprichosos autómatas realizando figuras tan originales como las pistolas cantoras. Los relojeros construyeron dos pequeñas armas gemelas que no expulsan balas. En su lugar al apretar el gatillo aparece un pequeño pajarito con plumas de colores que empieza a cantar. Otro trabajo impactante es el de Jacques de Vaucanson, un inventor francés que montó un pato digestor compuesto de 400 piezas móviles que le “permitía graznar, batir las alas, beber, comer grano, digerirlo y defecar. Un proceso de digestión completo que los espectadores podían presenciar, al estar el abdomen abierto”, explica este blog del portal de conocimiento OpenMind del BBVA.
https://www.bbvaopenmind.com/tecnologia/robotica/automatas-los-ancestros-de-los-actuales-robots/

De androides a robots

Escritores dibujantes, máquinas que responden preguntas, pájaros que canta… la técnica parecía llenar exclusivamente el tiempo de ocio de los ricos, aunque poco a poco estos ingenios terminan llegando al ámbito laboral.

“A finales del siglo XVIII y principios del XIX se desarrollaron algunas ingeniosas invenciones mecánicas, utilizadas fundamentalmente en la industria textil, entre las que destacan la hiladora giratoria de Hargreaves (1770), la hiladora mecánica de Crompton (1779), el telar mecánico de Cartwrigth (1785) y el telar de Jacquard (1801).

Este último fue el primero en aplicar las tarjetas perforadas como soporte de un programa de trabajo, es decir, eligiendo un conjunto de tarjetas, se definía el tipo de tejido que se desea realizar. Estas máquinas constituyeron los primeros precedentes históricos de las máquinas de control numérico”, cuenta la Universidad de Zaragoza en un extensa entrada en su web. http://automata.cps.unizar.es/Historia/Webs/automatas_en_la_historia.htm

Los autómatas programables y Homero

Los automatismos llenan las fábricas y oficinas desde el inicio de la era industrial y después, gracias a la aparición de los primeros ordenadores, dan lugar a una nueva generación de autómatas: los programables. Ya en otra entrada de este blog, se mencionaba El juego de la Vida, ejemplo sencillo de qué son y cómo funcionan estos autómatas.
https://magiquo.com/john-h-conway-juego-de-la-vida/

El pasatiempos de Conway entra en esta categoría que define cualquier circuito eléctrico que cuente con un sistema secuencial previamente establecido. Puede ser cableado o no… Estos sistemas exigen programación y abren el extenso universo de las aplicaciones informáticas actuales y la robótica, las cuales merecen, por sí solas, numerosas entradas en este blog.

Este texto, por el contrario, prefiere quedarse suspendido en el pasado y colgar entre los sueños tecnológicos de las generaciones antiguas, los caprichos del ingenio, las creaciones del arte y las visiones de la literatura universal. Solo dos referencias para terminar. La película “La invención de Hugo” de Martin Scorsese de 2011 o el libro “la Eva futura” de Auguste Villiers de l’Isle-Adam de 1878; dos de las obras más actuales dedicadas a los “robots”. Como dando razón a los que afirman que está todo inventado, estas y otras creaciones modernas siguen conectando con la misma fuerza e imaginación con la antigüedad. Ya Homero en el siglo VII a. de C. describe en su Iliada unos mecanismos dotados de inteligencia construidos por Hefesto, el dios de la metalurgia.

Esto demuestra que el hombre siempre soñó con el futuro y en él se vio a sí mismo como un ser creador y dominador de la materia.

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